martes, 11 de marzo de 2014

Via crucis con María




I ESTACIÓN. JESÚS ES CONDENADO A MUERTE.

Aquella mañana Jesús fue presentado ante el pueblo, torturado y coronado de espinas. Fue el pueblo quien condenó a Cristo porque no encajaba en su forma de pensar.

María también fue condenada: ocultada por José que no entendía su embarazo sobrenatural; condenada al exilio de Egipto; condenada a la marginación por ser mujer.

 

II ESTACIÓN. JESÚS CARGA CON LA CRUZ.

La crueldad humana no tiene límites y se ensañaron con Él, obligándole a cargar con una pesada cruz, mientras el pueblo le insultaba.

María también cargó con la cruz: dio a luz en una cueva, sin medios ni recursos como tantas mujeres embarazadas que atraviesan el estrecho en pateras y dan a luz en las playas de Andalucía.

 

III ESTACIÓN. JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ.

El cansancio, los insultos y golpes echan a tierra a Jesús, el inocente muchas veces es empujado al suelo.

Ser Inmaculada Concepción no significa estar libre de sufrimiento, María sufrió para aceptar la voluntad de Dios, caer es humano.

 

IV ESTACIÓN. JESÚS SE ENCUENTRA CON SU MADRE.

En el camino el rostro amable de María en medio de tantos rostros sedientos de sangre y dolor.

María sale al camino de los crucificados, ella representa a tantas mujeres que se encuentran junto a quienes en la vida caminan cargando la pesada cruz de la enfermedad, la marginación, la cárcel, la guerra.

 

V ESTACIÓN. EL CIRENEO AYUDA A CRISTO.

Un labrador es obligado a cargar con la cruz de Cristo, Dios en su providencia se vale incluso de quienes no quieren para hacer el bien y ayudar a los que sufren.

Y María también en su vida se encontró un cireneo, su nombre era José. Él le ayudo en el difícil peregrinar por Belén, Egipto y Nazaret, él fue su compañero, su esposo, su confidente, su aliento. Él representa a tantos hombres que aman a sus esposas y les ayudan con la pesada cruz de la vida, los hijos, la enfermedad,...

 

VI ESTACIÓN. LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE CRISTO.

Una mujer sale al camino de los condenados a muerte, ella, haciendo honor a su nombre, es la que lleva la victoria, la que vence los prejuicios y miedos, ella guardará siempre el rostro de Cristo.

María caminaba junto con las discípulas de Cristo, ellas también recogieron las lágrimas de María, como tantas mujeres que limpian que secan las lágrimas de quienes sufren.

 

VII ESTACIÓN. JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ.

El camino es angosto y duro, Jesús siendo Dios se hizo débil y cayó. Este es nuestro Dios, un Dios que comparte las caídas de los hombres y mujeres.

Y Madre sufrió en la caída del Hijo, como tantas madres sufren cuando el hijo cae víctima de la droga, el paro, la enfermedad, los accidentes,...

 

VIII ESTACIÓN. JESÚS CONSUELA A LAS MUJERES DE JERUSALÉN.

Llorar es fácil, lamentarse también, de lejos, como espectadores. Jesús las mira con compasión. No se trata sólo de llorar sino de actuar porque de lo contrario acabarán sufriendo la misma suerte.

María no fue una mujer de lamentaciones, ella ante las necesidades de los demás lo dejaba todo y actuaba, como lo hizo con Isabel, los novios de Caná y Jesús. Ella representa a tantas mujeres que no se conforman con lamentarse por lo mal que está la sociedad sino que en las parroquias y ongs trabajan por cambiarla.

 

IX ESTACIÓN. JESÚS CAE POR TERCERA VEZ.

Tres veces y más, las que el camino le lleva, pero lo importante no es caer sino levantarse, aunque tres pasos más allá vuelva a caer. El amor al Padre y a las personas levantan su cruz.

María también se preguntaría si aquello tenía sentido y si valía la pena seguir llevando la cruz, sólo el amor vence la muerte, sólo el amor nos mueve a levantarnos y no abandonar nuestros ideales y sueños.

 

X ESTACIÓN. JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDOS.

Nos dijo una vez que para entrar en el Reino había que hacerse niño, como un niño, desnudo abraza la cruz.

María también hoy es despojada en las mujeres maltratadas a las que sus parejas les despojan con insultos y golpes de su dignidad.

 

XI ESTACIÓN. JESÚS ES CRUCIFICADO.

La cruz sin Cristo es escándalo y locura. El sufrimiento en sí mismo es incomprensible. Sólo encuentra sentido cuando descubrimos que Él está junto a nosotros, que nuestra cruz tiene un Cristo que nos alienta y acompaña.

María también fue crucificada, experimento en su propia persona el dolor de la humanidad.

 

XII ESTACIÓN. JESÚS MUERE EN LA CRUZ.

Y murió amando. Este fue el sentido de la muerte de Cristo, a pesar del dolor siguió esperando en el Padre, confiando en él y siguió amando a los hombres y mujeres, a los que perdonó.

María estuvo allí, junto con Juan. El hombre y la mujer al pie de la cruz, Dios vuelve a crear una nueva humanidad, capaz de amar.

 

XIII ESTACIÓN. JESÚS ES DEPOSITADO EN LOS BRAZOS DE SU MADRE.

María llora y espera. Son horas de dolor y esperanza. Como en Belén vuelve a tener en sus brazos al Hijo de sus entrañas, aquel que nació marginado por la ciudad de Belén y murió marginado por la ciudad de Jerusalén. Aquel que nació pobre y murió como los pobres, junto a dos ladrones.

María está allí donde nadie quiere estar. Ella como la Iglesia sigue acogiendo en sus brazos a aquellos que la sociedad condena, rechaza y mata.

 

XIV ESTACIÓN. JESÚS ES SEPULTADO.

La madre tierra acoge en sus entrañas al Hijo de Dios. La sepultura es semilla de esperanza. Dios es capaz de sacar vida de la muerte. La existencia del ser humano sin Dios está condenada al fracaso, sólo Dios es capaz de llenar de luz la oscuridad del sepulcro.

Madre de la Soledad, aquellas horas fueron tristes para la madre. Ante la muerte de un ser querido sobran las palabras, sólo el silencio y la presencia constituyen aliento para quien sufre. Nuestra oración en el silencio de la muerte es el mejor consuelo para la madre que ha perdido un hijo, el esposo que ha perdido a la esposa, la hija que ha perdido al padre.

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