I ESTACIÓN. JESÚS ES CONDENADO
A MUERTE.
Aquella mañana Jesús fue
presentado ante el pueblo, torturado y coronado de espinas. Fue el pueblo quien
condenó a Cristo porque no encajaba en su forma de pensar.
María también fue condenada: ocultada
por José que no entendía su embarazo sobrenatural; condenada al exilio de
Egipto; condenada a la marginación por ser mujer.
II ESTACIÓN. JESÚS CARGA CON
LA CRUZ.
La crueldad humana no tiene
límites y se ensañaron con Él, obligándole a cargar con una pesada cruz,
mientras el pueblo le insultaba.
María también cargó con la cruz:
dio a luz en una cueva, sin medios ni recursos como tantas mujeres embarazadas
que atraviesan el estrecho en pateras y dan a luz en las playas de Andalucía.
III ESTACIÓN. JESÚS CAE POR
PRIMERA VEZ.
El cansancio, los insultos y
golpes echan a tierra a Jesús, el inocente muchas veces es empujado al suelo.
Ser Inmaculada Concepción no
significa estar libre de sufrimiento, María sufrió para aceptar la voluntad de
Dios, caer es humano.
IV ESTACIÓN. JESÚS SE
ENCUENTRA CON SU MADRE.
En el camino el rostro amable de
María en medio de tantos rostros sedientos de sangre y dolor.
María sale al camino de los
crucificados, ella representa a tantas mujeres que se encuentran junto a quienes
en la vida caminan cargando la pesada cruz de la enfermedad, la marginación, la
cárcel, la guerra.
V ESTACIÓN. EL CIRENEO AYUDA A
CRISTO.
Un labrador es obligado a cargar
con la cruz de Cristo, Dios en su providencia se vale incluso de quienes no
quieren para hacer el bien y ayudar a los que sufren.
Y María también en su vida se
encontró un cireneo, su nombre era José. Él le ayudo en el difícil peregrinar
por Belén, Egipto y Nazaret, él fue su compañero, su esposo, su confidente, su
aliento. Él representa a tantos hombres que aman a sus esposas y les ayudan con
la pesada cruz de la vida, los hijos, la enfermedad,...
VI ESTACIÓN. LA VERÓNICA
LIMPIA EL ROSTRO DE CRISTO.
Una mujer sale al camino de los
condenados a muerte, ella, haciendo honor a su nombre, es la que lleva la
victoria, la que vence los prejuicios y miedos, ella guardará siempre el rostro
de Cristo.
María caminaba junto con las
discípulas de Cristo, ellas también recogieron las lágrimas de María, como
tantas mujeres que limpian que secan las lágrimas de quienes sufren.
VII ESTACIÓN. JESÚS CAE POR
SEGUNDA VEZ.
El camino es angosto y duro,
Jesús siendo Dios se hizo débil y cayó. Este es nuestro Dios, un Dios que
comparte las caídas de los hombres y mujeres.
Y Madre sufrió en la caída del
Hijo, como tantas madres sufren cuando el hijo cae víctima de la droga, el
paro, la enfermedad, los accidentes,...
VIII ESTACIÓN. JESÚS CONSUELA
A LAS MUJERES DE JERUSALÉN.
Llorar es fácil, lamentarse
también, de lejos, como espectadores. Jesús las mira con compasión. No se trata
sólo de llorar sino de actuar porque de lo contrario acabarán sufriendo la
misma suerte.
María no fue una mujer de
lamentaciones, ella ante las necesidades de los demás lo dejaba todo y actuaba,
como lo hizo con Isabel, los novios de Caná y Jesús. Ella representa a tantas
mujeres que no se conforman con lamentarse por lo mal que está la sociedad sino
que en las parroquias y ongs trabajan por cambiarla.
IX ESTACIÓN. JESÚS CAE POR
TERCERA VEZ.
Tres veces y más, las que el
camino le lleva, pero lo importante no es caer sino levantarse, aunque tres
pasos más allá vuelva a caer. El amor al Padre y a las personas levantan su
cruz.
María también se preguntaría si
aquello tenía sentido y si valía la pena seguir llevando la cruz, sólo el amor
vence la muerte, sólo el amor nos mueve a levantarnos y no abandonar nuestros
ideales y sueños.
X ESTACIÓN. JESÚS ES DESPOJADO
DE SUS VESTIDOS.
Nos dijo una vez que para entrar
en el Reino había que hacerse niño, como un niño, desnudo abraza la cruz.
María también hoy es despojada en
las mujeres maltratadas a las que sus parejas les despojan con insultos y
golpes de su dignidad.
XI ESTACIÓN. JESÚS ES
CRUCIFICADO.
La cruz sin Cristo es escándalo y
locura. El sufrimiento en sí mismo es incomprensible. Sólo encuentra sentido
cuando descubrimos que Él está junto a nosotros, que nuestra cruz tiene un
Cristo que nos alienta y acompaña.
María también fue crucificada,
experimento en su propia persona el dolor de la humanidad.
XII ESTACIÓN. JESÚS MUERE EN
LA CRUZ.
Y murió amando. Este fue el
sentido de la muerte de Cristo, a pesar del dolor siguió esperando en el Padre,
confiando en él y siguió amando a los hombres y mujeres, a los que perdonó.
María estuvo allí, junto con
Juan. El hombre y la mujer al pie de la cruz, Dios vuelve a crear una nueva
humanidad, capaz de amar.
XIII ESTACIÓN. JESÚS ES
DEPOSITADO EN LOS BRAZOS DE SU MADRE.
María llora y espera. Son horas
de dolor y esperanza. Como en Belén vuelve a tener en sus brazos al Hijo de sus
entrañas, aquel que nació marginado por la ciudad de Belén y murió marginado
por la ciudad de Jerusalén. Aquel que nació pobre y murió como los pobres,
junto a dos ladrones.
María está allí donde nadie
quiere estar. Ella como la Iglesia sigue acogiendo en sus brazos a aquellos que
la sociedad condena, rechaza y mata.
XIV ESTACIÓN. JESÚS ES
SEPULTADO.
La madre tierra acoge en sus
entrañas al Hijo de Dios. La sepultura es semilla de esperanza. Dios es capaz
de sacar vida de la muerte. La existencia del ser humano sin Dios está condenada
al fracaso, sólo Dios es capaz de llenar de luz la oscuridad del sepulcro.
Madre de la Soledad, aquellas
horas fueron tristes para la madre. Ante la muerte de un ser querido sobran las
palabras, sólo el silencio y la presencia constituyen aliento para quien sufre.
Nuestra oración en el silencio de la muerte es el mejor consuelo para la madre
que ha perdido un hijo, el esposo que ha perdido a la esposa, la hija que ha
perdido al padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario