martes, 11 de marzo de 2014

Via crucis africano


PRIMERA ESTACIÓN. JESÚS ES CONDENADO A MUERTE.

Aquel amanecer Pilato y Caifás condenaron a muerte a Jesús.

Del mismo modo nuestro mundo condena a Sierra Leona a ocupar el último lugar, a sus gentes a ser los más pobres del mundo.

Señor, ayúdanos a no permanecer indiferentes ante las injusticias que cometen los estados y las personas.

SEGUNDA ESTACIÓN. JESÚS CARGA CON LA CRUZ.

Los condenados a muerte eran obligados a cargar con el madero.

Es este el madero de los niños de Niger, niños que caminan llevando la cruz de la soledad y la mendicidad.

Señor, te pedimos por los niños, para que todos carguen sólo con los juguetes y los libros.

TERCERA ESTACIÓN. JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ.

La cruz es pesada, los golpes y empujones obligan a Cristo a caer en el suelo.

Y Él sigue cayendo en quienes en Burundi los rebeldes les amputaron las piernas.

Señor, da fuerzas a las personas que caen porque una mina o un machete les condenó a vivir siempre cargando con unas muletas.

 

CUARTA ESTACIÓN. JESÚS SE ENCUENTRA CON SU MADRE.

María se presenta en la via dolorosa a compartir el sufrimiento de su hijo, a decirle que no está solo en ese camino.

En Burkina Faso hay muchas Marías, religiosas, misioneras que han dejado las autopistas de occidente para caminar junto a los que sufren la pobreza y la falta de recursos.

Señor, te pedimos para que como María no tengamos miedo a entrar en el via crucis, acompañando a los que sufren.

QUINTA ESTACIÓN. EL CIRENEO AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ.

Ante el agotamiento de Jesús Simón de Cirene es obligado a ayudarle.

La pesada cruz con la que cargan los etíopes se llama hambre. Y ellos piden ayuda, pero, ¿habrá cireneos que carguen con su cruz?

Señor, cambia nuestra mentalidad de espectadores que horrorizados contemplan como mueren de hambre los niños en Etiopia en cireneos que alivian el peso de su cruz.

 

SEXTA ESTACIÓN. LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS.

El rostro de Cristo, ensangrentado y marcado por los golpes provoca la compasión de una mujer, Verónica. En su corazón y en su paño quedó grabada su imagen.

Lisseta es una mujer de Mozambique, tiene SIDA y ha sido repudiada por su familia. Afortunadamente la ong católica Comunidad de San Egidio la acogió, le ofreció asistencia médica y encontró para ella una familia.

Señor, gracias, porque Verónica tiene el rostro de muchas ongs que se acercan a los estigmatizados por el sida, la guerra, el hambre.

 

SEPTIMA ESTACIÓN. JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ.

El cansancio, la empinada cuesta, las piedras, todo se vuelve contra Jesús y cae.

Y Jesús sigue cayendo en los habitantes de Guinea Bissau, en los africanos, y su grito se escucha gracias a poetas como Juliao Soares, que “canta a las horas amargas de silencio profundo”.

Señor, tu dolor, tu mirada desconcertada, tu grito, es “la voz de los sin voz”, que nosotros nunca apaguemos esta voz, nunca cambiemos de dial o de canal, porque nos molesta.

OCTAVA ESTACIÓN. JESÚS CONSUELA A LAS HIJAS DE JERUSALÉN.

Las mujeres de Jerusalén lloran al ver a Cristo cargar con su cruz.

Son mujeres como Achta, mujeres que en el Chad, el octavo país más pobre del mundo, lloran viendo como las gentes mueren de hambre mientras las compañías petrolíferas explotan sus yacimientos y se enriquecen.

Señor, en esta noche, te pedimos por ellas, por las mujeres que siembran esperanza en medio de la desolación, lloran y luchan.

NOVENA ESTACIÓN. JESÚS CAE POR TERCERA VEZ.

Y caes, tres veces. Tu calvario ha sido así, cuando apenas podías caminar, un golpe, una zancadilla, te condenaba a caer de bruces contra el suelo y te levantas, o te levantan, porque tienen sed, sed sangre.

Son las caídas a las que la naturaleza obliga en la republica Centroafricana, una tormenta, un huracán, otra tormenta, el paludismo y la abuela, enferma, sin dientes, rodeada de sus nietos huérfanos sigue luchando y mañana será peor, pero ella seguirá ahí, cayendo, levantándose, llevando la cruz.

Señor, hoy te pedimos por la naturaleza, para que no sea tan cruel con África, Asia y América.

 

DECIMA ESTACIÓN. JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS.

Llegados al monte Gólgota fue despojado de su túnica.

Y sigues siendo despojado, cuando en Mali los niños son despojados de sus juguetes y libros para ser crucificados en el trabajo, explotados en los bares, restaurantes y hoteles.

Señor, te pedimos por las instituciones supranacionales, para que hagan cumplir los derechos de los  niños.

 

DECIMO PRIMERA ESTACIÓN. JESÚS ES CRUCIFICADO.

Daniel es un joven hutu de Rwanda. Allí fue sufrió al contemplar como sus padres y su pequeña hermana eran asesinados en la iglesia.

Señor, te pedimos por nosotros, para que nunca alarguemos nuestra mano contra los demás.

 

DECIMO SEGUNDA ESTACIÓN. JESÚS MUERE EN LA CRUZ.

Y la vida de Cristo culminó en la cruz, muriendo junto a los crucificados del mundo.

Y Jesús sigue muriendo en el siglo XXI, en Malawi, víctima del Sida. Jesús sigue dejando hijos huérfanos y madres desoladas en los hijos de la pobreza.

Señor, ante el dolor de la humanidad, no tenemos palabras. Sólo silencio. En medio del dolor nos muestras donde está Dios.

 

DECIMO TERCERA ESTACIÓN. JESÚS ES DEPOSITADO EN LOS BRAZOS DE MARÍA.


Antes de la puesta del sol bajaron el cuerpo de Jesús y lo depositaron en los brazos de su madre.

Ella es una mujer de Guinea Conakry y tuvo que pagar para que pusieran en libertad a su hija. Aquella muchacha había sido azotada y torturada. María sigue viva en cada madre que recoge a sus hijos torturados o asesinados.

Señor, te pedimos por las madres, ellas son en muchas ocasiones la única luz en medio de la oscuridad, ayúdales a no perder la fortaleza.

 

DECIMO CUARTA ESTACIÓN. JESÚS ES SEPULTADO.

El cuerpo de Jesús fue sepultado en una cueva, allí permaneció hasta el domingo de resurrección.

Esta noche al concluir el via crucis arciprestal hemos recordado a los trece países más pobres del mundo. Desgraciadamente Cristo sigue siendo condenado al subdesarrollo, Cristo sigue cargando con la cruz de la falta de educación y sanidad, Cristo sigue muriendo víctima de las guerras y Cristo sigue siendo enterrado en cada niño, en cada mujer y en cada adulto que muere injustamente.

Señor te pedimos por ellos que comparten tu cruz y son expulsados de la ciudad, de Occidente.

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